Conoce pues a Tenma y todo cambia. La vida comienza a tomar sentido y ese sentido empieza a perfilarse hacia una sola cosa: Tenma Chan. Musa, inspiración, sentido de su existencia.. ya todo lo es Tenma, la engrandece como a una cosa divina que le da todos esos alientos de vida.
Amor ve en Tenma y amor busca obtener haciéndose de Tenma.. Lamentable situación, nada ha encontrado en el que le permita salir adelante y busca en otra lo que en si mismo cree no tener. ¿Hacer del amor el motor de su vida..? ¿de ese amor que un día puede sonreir para el otro darte la espalda? Amor.. amor que creemos retener en nuestro puño y que vemos desvanecerse así extendemos la mano.. Desnuda queda nuestra mano sin el, como desnudas quedan nuestras almas cuando se evapora y se va lejos. Y con esa impotencia del que ha perdido, corremos detrás suyo como queriendo recuperarlo, pero es tarde, se va, se aleja, se pierde.. y con la misma maldita impotencia que lo hemos visto ir, le vemos topar con las manos de otro desposeido, que habrá de tragarse la ilusión hasta que todas esas bofetadas de la vida le despierten de su infeliz y penoso sueño..
Harima cae entonces en este circulo de encantos que parece encerrar el amor y toda esa energía que había destinado en cosas ahora despreciables, la empieza a usar en hacerse del corazón de Tenma. Intentos reiterativos, aunque incompletos.. apenas si intenta algo directo y todas las cosas que hace terminan olvidadas al poco tiempo sin que Tenma se percate siquiera de ellas.. Harima no se arma de valor, deja que el silencio lo consuma, que el silencio se haga de su vida y que el mismo vaya desfalleciendo en las redes de todos esos remordimientos que le explotan de su propia impotencia.. impotencia maldita, sentimiento de culpa que puede consumir, ahogar.. extinguir.
Y el chavo este cae en la cosa más extraña, esa que nunca hubiera imaginado.. termina escribiendo algunos mangas dedicados enteramente a Tenma y que sin embargo, descubren esa chispa de talento que hasta entonces el mismo desconocía en sí.. Talento combinado con la inspiración, la claridad, el arrebato de verdad pura que le transmite la imagen de Tenma Chan.
Se centra entonces en dibujar para Tenma y deja pasar a algunas chavas que claramente han visto en Harima lo que la mayoría desconoce.. no es carita el Harima, pero ese misterioso sentimiento que transmite, mezcla de indiferencia, con un tanto de soledad, es lo que termina encandilando a Yakumo y Eri, chavitas que empiezan a interesarse en el, a ahondar en su vida, conocerle a detalle e incluso, abordarlo con claras intenciones de calidez.
Yakumo finge (mejor dicho, utiliza] su gusto por ayudarle con sus mangas, para ir descubriendo toda clase de cosas que en Harima le empiezan a atraer, a intrigar.. pero se acobarda en momentos cumbres y no consigue que este le haga el menor caso.. De amistad sincera no pasa la cosa.. lo mismo porque Harima apenas se percata de sus intenciones, lo mismo porque esa mágica chispa que genera toda clase de fantasías, encantos y arrebatos, no parece formarse en ambos.
Eri por su parte resulta en todo un acontecimiento. Apenas se encuentran en el mismo lugar y toda cosa que hagan termina en riñas, en hirientes revelaciones y en todo aquello que disimula descontentos, pero esconde un secreto jugueteo de dos personas que pertenecen a mundos opuestos y que sin embargo, comparten caminos, ires, venires, caidas.. asaltos, y tanta cosa que les hace como mirarse a ratos en un espejo sintiéndose solos, desamparados, pero sin percatarse que avanzan de la mano, en sincero pacto de solidaridad.
Extraña resulta su relación.. son el opuesto por fuera.. Eri es indiferente, adinerada, con un ego que le obliga a presumir toda cosa que posea y todo encanto que crea tener, con quien sea, por lo que sea.. Harima es más bien humilde, se ve que ha tenido el harto de problemas [quien no, quisiera saber..] y lo que el es esta ahí, como satisfacción personal, no como presunción general.. Opuestos polos de la vida y sin embargo.. chispas de atracción, de armonia.. porque a fin de cuentas sus fines son los mismos, su camino cruza incontables veces y sus esencias reaccionan, se encienden así están cerca y se exigen jutas en la eternidad de lo infinito.
¡Oh vida nuestra que nos has de confundir con el encanto escondido de tus paradojas, alejándonos de la deseada, la culpable.. por embelecernos con la que habrá de hacernos perder y al final habremos de perder! Harima bien sabe lo que siente por Eri, pero está enamorado de Tenma y hará cuanto deba por hacerse de Tenma.. Quizás lo consiga, quizás el destino sea burlado y termine con Eri.. quizás Yakumo consiga ganarse el corazón de Harima.. quizás.. quizás jugar con tantas hipótesis es una forma quisquillosa de perder el tiempo. Un panorama amplio en opciones no implica un montón de futuros posibles. Sólo existe uno, incierto, no siempre afrontable, pero si siempre definitivo. Decidir es la clave, pero las decisiones de otros son siempre una variable que afecta inevitablemente la ecuación existencial que es la vida. Harima inspira cada día con su musa griega, respira la ilusión de algún día declarar sus sentimientos a Tenma. Indirectamente crea arte esperando ser atendido, lucha con planes ridículos más frontales, pero en algún momento se da cuenta que el tiempo perdido ha sido crucial. El saber que Tenma será feliz, aunque sea con otro, es un consuelo ante algo que ya no depende más de él. Disfraz derrotista, en tu sinceridad está la pureza, no del olvido, sino de una nueva oportunidad, siempre pasada por alto.
En los últimos recortes de un nuevo, inevitable destino, podemos ver a Harima junto a Eri, cargando a un bebé, contagiando de alegría y llenando de color hasta las páginas más carentes de vida. Un final bello, como bello fue luchar por Tenma, como bello seguramente es amar a Eri. [Continua, Página 4]
By Seiji Ibiki, 07/Diciembre/2006
Actualizado el 25 de Septiembre del 2012.
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