Takeru no debe pelear precisamente, sino más bien pasar una prueba de fe, semejanza de Sodoma y Gomorra. Gozu le pide avanzar, sin mirar nunca hacia atrás, y llevarse consigo a Kotono. Si consigue pasar la prueba, Kotono podrá regresar a la vida, mas si cae en la tentación de voltear, ambos permanecerán por siempre en el inframundo. Takeru accede al reto, toma a Kotono y parte de allí, pero Mezu consigue picarle la tentación y lo obliga a voltear, justo cuando ya se encontraban de salida... Para su fortuna, Takeshi lo hace recapacitar a tiempo, y antes que voltear, ataca a Mezu con su espada y escapa victorioso.

      Ahora que tiene de nueva cuenta a su amada de lado suyo, parte una vez más en búsqueda de Takeshi. El encontronazo es digno de las espectativas creadas, Takeshi pelea con todo lo que tiene, ahora si parece que vencerá a su acérrimo rival, pero de repente, la impotencia de Takeru es tanta, que dentro del el empieza a tomar forma esa chispa de maldad, esa chispa vengativa de odio y rencor que representa Susanou, y consigue los poderes suficientes para derrotar Takeshi, y lo que es más, no conforme con eso, se alista para victimar al que alguna vez fue su mejor amigo...

     Justo cuando parecía que tomaría la vida de Takeshi, se interpone Minakata y toma su lugar. El sacrificio de este inocente hace despertar a Takeru, pero es demasiado tarde... Como último acto de valentía, Minakata traslada sano y salvo a su amigo a estancias de Himiko. Gastados sus últimos alientos de vida en esto, cae rendido y muere frente a la atónita mirada de Takeru. Kagutsuchi lo presencia todo, y sabe que Takeru no deberá estar más allí, su destino es otro muy diferente...

     Oonimaju se entera de lo sucedido y parte hacia el campo de batalla, sediento de la más pura venganza. Takeru parece una víctima fácil, puesto que ha perdido todo deseo de lucha, pero Kagutsuchi lo salva una vez más, se interpone en el camino de Oonimaju, y deja que Takeru parta hacia el encuentro final.

      Asi pues, Takeru, después de caminar errante por varios minutos, pelea con Rin, la más poderosa de todas las hechiceras Shiseijyu y con más pena que gloria derrota y victima a su segundo rival. Rin cae frente a el, y deja el campo libre hacia Himiko. Asi es como debiendo ya tantas vidas, los portadores del alma de Susanou se reunen una vez más, en búsqueda de la batalla final, sin más treguas, sin más vacilaciones... como si valiera la pena morir por Himiko, como si valiera la pena sacrificar su vida para que la de Susanou resurga de nueva cuenta... Y sucede lo que ya tan cantado se tenía, en momento de pelea decisivo, una pequeña pausa detiene el tiempo, no solo de Nenokuni, sino también el del mundo humano y del Inframundo... Pareciera que Susanou a regresado a reclamar lo suyo...